miércoles, 28 de agosto de 2013

COACHING=MAGIA?


¿Coaching = magia?
Definitivamente no. El coaching no es magia. Es un proceso efectivo y es una manera de acomodar nuestros propios cambios más rápida y con conciencia. Después del enfado para iniciar un cambio, la primera sensación que se tiene es de alegría, porque es como si despertaras de un sueño soporífero y al cambiar la mirada y ponerse en marcha, invade la alegría. Es curioso lo que puede durar la etapa dos, la energía que te mantiene en tu acción y la alegría de haber hecho algo para cambiar, puede durar bastante. Y es bueno. Pero desde la etapa dos no se pueden emitir juicios, porque es ahí donde el método parece mágico. Sin embargo inevitablemente llegarán los miedos. La etapa tres. Y ahí es donde se ve lo importante del proceso, enfrentar los miedos asumirlos y verlos como algo a superar, abandonarse a seguir adelante incluso con miedo, trascender. Esta etapa es difícil porque los miedos suelen ser monstruos atornillados a nuestra vida, aprendidos desde pequeños y pegados a nosotros tan fuerte que ni siquiera los identificamos. Aquí empieza a ser doloroso el método. Trascender hacia el objetivo nos llevará a la etapa cuatro, la de la quietud, la de no hacer nada, la de no sentir. Observar y hacer sólo movimientos internos, esperar que el entorno se mueva, el mundo es quien se mueve yo me acomodo. Y ahora sí llega el cambio. La quietud me llevará a la etapa cinco y nos invadirá la tristeza, es el momento de soltar la parte de nosotros que nos sobra, que ha muerto, es el momento de llorar, del duelo por perder una parte de nosotros que ya no tendremos. Esta etapa duele mucho y corremos el riesgo de boicotear el objetivo. La sombra de quienes fuimos no querrá irse y se agarrará con fuerza para permanecer. Sabemos que hay que soltarla y eso es lo difícil, empezar a ser una persona nueva. Y entonces llega el éxtasis la consecución del objetivo. Visto en conjunto creo que la etapa más difícil es la cinco, es cuando estamos tan cerca del objetivo que podemos boicotearlo sin querer. Es estar tan cerca de la cima del Everest y tan cansado que lo que apetece es sentarse un rato, corriendo el riesgo de congelarte en cuanto te sientes. El proceso puede ser más largo o más corto dependiendo de cada uno, pero no deja de ser un proceso que hasta el final requiere de toda nuestra conciencia. Y es doloroso, porque todo cambio duele. Emitir juicios desde la etapa dos, desde la alegría no nos favorece porque la alegría nos ciega. Lo hermoso del método es que es efectivo, es completo y sirve para siempre. Todas las emociones son necesarias, la rabia, la alegría, el miedo, la quietud, la tristeza y el éxtasis; cada una en su momento. El proceso debe ser completo porque de esa manera se valora y contribuye al cambio. Si tú cambias el mundo cambia.

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